miércoles, 9 de julio de 2014

Yo vi a Sami Khedira el 8 de Julio de 2014

Ayer me levanté de mi cama pensando que el fútbol era el deporte más imprevisible del mundo. Aún lo sigo pensando y más aún tras la exhibición de Alemania ante Brasil en las semifinales del Mundial. Recuerdo hace una semana cuando en los bares de Madrid la gente pedía a gritos la salida de Khedira para la llegada de Kross. 'El Khedira ese es un tuercebotas, no vale para nada. Es un capricho de Florentino Pérez' comentaban los más veteranos del lugar con un pincho de tortilla en la boca. La tortilla te hace decir esas burradas, y también los botellines, por supuesto.

Soy un absoluto fan de esos jugadores que no tienen técnica pero que por potencia, por ayudas a sus compañeros y por importancia en defensa destacan por encima de cualquiera. Me recuerdan a mi. Yo soy un medio que técnicamente no soy un genio pero que táctica y físicamente me considero un toro. A Sami Khedira le tengo en un altar. No sólo por la pedazo de novia que tiene, sino porque es un jugador fundamental para la selección alemana. Cuando Löw ha intentado imitar al Bayern con Lahm de medio, el damnificado siempre era Sami. Sami fuera, juega Lahm. Alemania sufría ante Argelia, sufrió ante Ghana sin Sami y por fin, el técnico alemán, criticado por su falta de recursos en las fases finales de los torneos grandes, realizó el cambio que sería clave para ganar ayer a Brasil. Sami al medio y Lahm a su puesto natural, a la banda.


Khedira es un jugador que nunca se llevará un reconocimiento. Es el clásico futbolista que se encarga más del trabajo sucio que del bonito, al que todo el mundo le gusta ver con su pincho de tortilla en pleno bar de Madrid. Sami ayer realizó, sin exagerar, los mejores 30 minutos que he visto yo a un futbolista en unas semifinales de un Mundial. Podrá haber gustos, podrá haber gente que dirá que Kroos fue un escándalo, que Klose fue también un juvenil contra una defensa de alevines, pero lo de Khedira ayer roza la perfección. Es que lo hace todo bien. Ya no sólo la presión excelsa para que Luiz Gustavo no reciba cómodo y Brasil encuentre facilidades por dentro. Khedira, presionando en pleno área contraria, ¡en pleno área! fue una pesadilla para Brasil. Löw lo puso siempre cerca de Kroos, a su altura, para romper a la espalda de Fernandinho. Como es un futbolista más listo que los demás, Sami no sólo se cargó a Fernandinho, sino que también le dio tiempo a chocar con Luiz Gustavo y casi tirarlo con su tren superior, capaz de aguantar físicamente todo lo que se le ponga por delante.

Alemania marcó 5 goles en 18 minutos. Si ya el partido de Khedira estaba siendo soberbio, la jugada del 26' está en la historia de los Mundiales. Saca Brasil con 0-3 perdiendo y adivinen lo primero que hace Khedira tras haber corrido hace un minuto y estar afixiado en pleno Brasil a las cinco y media de la tarde. Correr. Los cinco minutos posteriores al gol de un contrario son fundamentales en el fútbol, y Khedira, aún sabiendo que está agotado, se pega el sprint de su vida para ir a por Fernandinho, que pierde el balón, la pelota llega a Khedira, sólo ante Julio César y lo que se le ocurre al jugador del Real Madrid es tocarla con la izquierda para Kroos, con una valentía y unos huevos al alcance del propio Rambo. Kroos marca, pero ese pase de Khedira dignifica y evidencia aún más la solidaridad de Sami.

Cuando terminó el partido, no podía creerme ese resultado. Alemania había realizado el mejor partido de la historia en un Mundial y en Brasil, ante Brasil, en su Mundial. Siete goles, ni cuatro, ni cinco, ni seis, siete. Había visto goleadas y exhibiciones así en fútbol base, pero siempre con equipos que sacan un año más a sus rivales. Será imposible de volver a visionar un apabullamiento como tal, pero yo, cuando les cuente a mis nietos lo que vi hoy, siempre mencionaré la exhibición de Khedira. Probablemente el jugador que mejor leyó el partido de todos y que se cargó el doble pivote de Scolari al espacio.

miércoles, 11 de junio de 2014

Irlanda e Independiente

El fútbol es una maravilla. Establece vínculos con cualquier persona en cualquier lugar, en cualquier momento y en cualquier contexto. El hombre que no ama este deporte es quizás un animal irracional. Nos hace llorar, nos hace reír y nos hace sufrir. Es la vida reflejada en un balón, y por ello, la vida siempre estará relacionada con el fútbol. Ahora mismo, Alejandro Díez, varón de 15 años, metro ochenta y amante del rugby, estará celebrando el ascenso de Independiente como el que más. Hace un año ni le conocía, y seguramente, lloró lo que no está escrito al ver al Rojo descender a la Primera B Nacional, equivalente a la Segunda división argentina. Ahora os contaré porqué un argentino insignificante puede ser un amigo de los buenos debido a esta locura llamada fútbol.

El caso es que yo cada verano, entre mis preferencias, está la de viajar a aprender inglés. Mi mes de Julio se convierte en un curso de inglés de más de tres horas diarias y productivas, ya sea en Inglaterra, o ya sea en Irlanda. Precisamente en Inglaterra, y, también relacionado con el fútbol, conocí al primo de Verratti. Llevaba por aquel entonces la camiseta de su primo en el Pescara, y curiosamente, el día que le conocí, el italiano había fichado por el PSG. No nos engañemos. Inglaterra tuvo cosas muy buenas, pero sí es cierto que me decepcionó que ningún francés conociera a mi idolatrado Brandao, o tampoco supiera decirme cinco jugadores franceses del 98. Era un español y había ido a aprender inglés, no a hablar de fútbol con franceses que en su mayoría eran damas femeninas. Me llevé un grato recuerdo de allí, pues tuve la ocasión de visitar Pettersfield, un ameno y tranquilo pueblo situado a dos horas al sur de Londres, y en el que vivimos preciosas alegrías. Sí, ¿qué pinta Inglaterra o Irlanda en este artículo y mis cursos de inglés si queremos hablar de fútbol?

Como no quise repetir Inglaterra, mis padres decidieron mandarme a Irlanda. A Dublín concrétamente. Mis pocas referencias del fútbol irlandés estaban en Robbie Keane. ¿Quién no ha visto marcar goles a Keane en la Premier League?. También quería visitar el Aviva Stadium, en el que tuve el placer de pisar su recién estrenado césped, y, en el que nos explicaron con locura lo que ha significado Keane para su fútbol, acostumbrado a estar en un segundo plano, debido a la importante trascendencia del rugby en sus barrios obreros. El fútbol era poco importante, y por eso el Aviva tuvo que reformarse hace unos años. Estaba a escasos metros de un barrio de Dublin y sus integrantes se quejaron que en los días de partido de rugby o fútbol, no podían dormir, acentuado por el ensordecedor ruido procedente del estadio más importante de Irlanda. Dublín estuvo bien, pero yo seguía hablando de fútbol a cada persona extranjera que se me ponía por delante. Y nada, que no encontraba a nadie para establecer un debate de fútbol.

Mi suerte estaba a punto de cambiar días después de conocer a Peter, un alemán de origen irlandés, y con una brutal similitud a Wayne Rooney, que me habló de su afición al Mainz. Del Mainz conocía muy poco, y pude hablarle un poco de Zidan, no Zidane, sino el egipcio, que en su día me había enamorado en el Borussia de Dortmund. También, le comenté cosas de Szalai, por su paso por el Real Madrid. Pero poco más. Con Peter sobre todo, charlé sobre el Bayern de Múnich y recuerdo que le dije que Guardiola no iba a ganar la Champions porque había equipos europeos que le podían machacar su débil defensa al contragolpe. Y sí, me llamó loco.

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El gran Peter.

Un día después de conocer al gran Peter, llegó por fin, mi encuentro que llevaba esperando durante mucho tiempo. Salíamos de la discoteca del campamento y nos adentramos en el autobús de vuelta a nuestras casas irlandesas. Pese a que ya llevábamos una semana, tenía la corazonada de que no era el único desesperado en ese viaje. De pronto, subieron al segundo piso del automóvil una serie de personas, que a juzgar a simple vista, habría dicho que eran luchadores. Metro ochenta, fornidos, y, con buenas mujeres. Nada más entrar en el bus, el más fuerte de todos, gritó '¡Arriba Independiente", ante mi asombro, yo le dije si se refería al Rojo, al equipo con más libertadores del Mundo y recién descendido a segunda. Él, al igual que yo, se asombró y rápidamente me dio un abrazo. Era alguien que también buscaba una persona con la que hablar de fútbol. Hablamos del fútbol argentino durante todo el trayecto, y, yo recuerdo que le dije antes de todo, que Heinze era un cáncer. Lo poco que había seguido la Libertadores aquel año me había coincidido con el gran año de Newell's y con Tata Martino. A Heinze lo vimos en España a un gran nivel pero cada vez que lo veía jugar no podía con él. Él, asombrado, me dijo que pensaba lo mismo. Éramos almas gemelas, a millones de kilómetros, unidos por un viaje para aprender inglés.

Alejandro fue una persona a la que, por motivos diversos de organización y horarios, sólo podía ver en el colegio, y en las discotecas. Nada más sonar el timbre del recreo de media hora que nos daban, iba rápido a hablar con él de fútbol. Obviamente en castellano, pero yo recuerdo que cada vez que lo veía, se me escapaba una sonrisa. Era un genio y por eso no dudé en pedirle el Facebook rápidamente. Hablamos del Kün Agüero, de Diego Milito, al que yo le dije que no había vivido una exhibición semejante en la final de 2010 de la Champions y sobre todo, de Ustari. Me dijo que Ustari era malísimo y yo le dije que el Pato Abonddanzieri había dejado la portería del Getafe con el listón demasiado alto, tras su paso por la capital española antes de retirarse. También me dijo lo mal que habían gestionado el equipo los directivos de rojo,  y, su pesimismo hacia el futuro. Le prometí antes de irme -Estuvimos escasamente dos semanas juntos y sólo viéndonos una hora cada día- que iba a comenzar a seguir la liga argentina, y que intentaría verme el máximo número de partidos de Independiente al año. Como soy muy tonto, sólo pude ver a Independiente en tres ocasiones antes de su finalísima ante Huracán. Su mal final de temporada le podía pasar factura, pero otra vez, comencé a hablar con Alejandro. Me dijo que me quería invitar al estadio cuanto antes y yo también le comenté mi idea de llevarlo al Santiago Bernabéu, donde había estado antes de irse a Irlanda, aunque fuese sólo para el Tour.

Alejandro fue una persona a la que sigo extrañando a día de hoy, pero sólo por la amistad que establecí con él en Irlanda, se merece este homenaje. Es probablemente el mayor hincha del fútbol argentino que conozca, y su pasión hacia el fútbol es espectacular. Por eso, una tarde de Junio, previa al Mundial, y con un Córdoba-Murcia en el Canal Plus para degustar, decidí ponerme a ver a Independiente, en su final ante Huracán. Quien ganara de los dos, se iba a la Primera División. Por ello, Alejandro me habló desde la mañana, y hablamos sobre varios puntos de Independiente. Sin conocer mucho al equipo, me había encantado Montenegro en todos los partidos que he podido visionar del Rojo a lo largo de la temporada. A sus 33 años, es como el Riquelme de la Segunda División, pero con trabajo. Su cambio de ritmo y su gran asociación con el joven Pisano, añadido a el aguante y la potencia de Penco en ataque, han hecho de este equipo uno de los más profundos al espacio. Ante un rival cerrado como Huracán y ante el marcaje individual hacia Montenegro, Pisano ha asumido galones de crack en su primera temporada en Avellaneda. Un chico de 23 años, sin presión, que ha fabricado la jugada del primer gol del partido, sucedido por un gol de Zapata, al que le dije a Alejandro que era un patapalo, y sin capacidad de llegada. Era un medio centro muy tosco y posicional que muerde como ninguno pero que por el contrario, técnicamente no es nada óptimo. Claro, que físicamente es una bestia y, iniciando un sprint desde su propio campo, anotó el gol de Independiente. Al descanso, volví a hablar con Alejandro, y me dijo que no lo veía nada claro. Huracán era un equipo muy compacto y tuvo sus ocasiones, gracias a un excelente Caruso, delantero del mismo perfil que Penco. El Ruso Rodríguez se disfrazó de héroe y sacó a su equipo de diferentes apuros. El portero siempre acaba proclamándose el rey del partido en contextos como el de hoy. Tras numeroso sufrimiento, Pizzini puso punto y final al agobio y marcó el 2-0 definitivo. Independiente volvía. Alejandro lo festejaba en su casa. Le habría gustado ir a La Plata, pero no quedaban entradas desde que se conoció la sede del encuentro. Volví a hablar con él y le dije que deseaba más que nunca ir a su cancha, a la cancha del Rojo, del equipo con más Libertadores, del grande, del verdadero grande de Avellaneda, una ciudad maravillosa con un gran amigo como Alejandro.

PD. También nombrar a su hermano Pato, con el que también hice migas, y que es un hincha muy grande de Independiente también. Le extaño!

jueves, 22 de mayo de 2014

Bellamy y el PES 2006

Cuando uno juega al Pro Evolution en la Play Station 2, normalmente se coge a los jugadores que más corren. Yo, y como seguramente la mayor parte de los 'Pes Adictos' éramos el clásico entrenador que en la Liga Máster se pillaba a Obafemi Martins, a Odonkor o a los jugadores africanos, que potenciaban su velocidad para centrar en la banda y buscar un gol mediante dicha jugada. En el Pro Evolution 2006, quizás el mejor juego que yo recuerde de Konami en años sobre la saga, había un equipo llamado Merseyside Red. Sí, los clásicos equipitos falsos, con equipaciones sin escudo, que te obligaba a leer, re-leer y requeteleer las plantillas para saber diferenciar los equipos. El FIFA para la Play era bacalá, y por entonces, ahorré para comprar el Pro.

El PRO 2006 salió un el año en el que el Liverpool perdió la final de Champions ante el Milán. El Merseyside era uno de los mejores equipos del PES pero por el contrario, Konami no te dejaba disfrutar de la mítica equipación red con la publicidad de Carslberg. Al iniciar el juego, por casualidad, me cogí el Merseyside, pero el red, no el Blue, que era el Everton. Al no ser un aficionado acérrimo al juego, me costó demasiado empezar sin dinero y con un equipo joven con los Riise, Gerrard, Sissoko o Luis García a pierna cambiada buscando la cabeza de Crouch. En el banquillo, estaba Sinama Pongolle, sí, ese morenito nacido en las Islas Reunión que pasó luego por España en el Recreativo y Atlético. Bien, a Sinama siempre lo tenía como revulsivo de Fowler. Y a un galés que yo nunca había oído hablar de él, estaba en el banquillo siempre, y no salía. Curiosamente, se me lesiona Crouch para mucho tiempo y al querer a un jugador rápido antes que potente, decido meter a Bellamy. Bellamy se convirtió en mi Martins. Marcó una barbaridad de goles y con él conseguí ganar dos Ligas de Campeones. A raíz del PES, comencé a seguirle más a menudo y era un jugador calcado al de mi juego. Bellamy es lo que representa el jugador ideal en el Pro. Cuando tu exiges un delantero perfil medio-bajo, siempre recurres al veloz y al sencillo. Bellamy es eso, pero además, al espacio es de los mejores delanteros del mundo, y es capaz, pese a su poca gravedad, de meterte de cabeza y de pelear la pelota como si fuese la última que toca en su vida.

Bellamy no era Martins en el PES, pero intentaba serlo. Su velocidad, su potencia y su astucia le han convertido en una leyenda del fútbol inglés, pero sobre todo, del galés. Con la selección de gales no llegué a disfrutar en el PES de Giggs y Bellamy, pero ambos se que fueron en el presente siglo lo que pudieron ser en su día Ronaldo-Romario para Brasil. Bellamy se nos va. Ya no podremos disfrutar nunca más de él en el PES. El último PES que compré fue el 2006, con Craig dándome la Champions League. Con Bellamy de Obafemi Martins en versión técnica, y con Bellamy siendo el mejor delantero del Liverpool, como fue en su día por encima de leyendas como Kewell o Fowler. Bellamy era el verdadero jugador del Liverpoool que se partía la cara por los demás. El destino ha querido que el año que se retira él, lo haga también Giggs. Allá donde vayas Bellamy, yo siempre podré decir que a diferencia de otros, gané una Liga Máster contigo y una Champions en la fantasía virtual de Konami. Y ahora como se que no me estás leyendo, confesaré que eres el mejor delantero que he visto al espacio tras Ronaldo.

PD: Todavía sigo jugando al PES 2006, lo tengo en versión portable para el ordenador, y lo primero que voy a hacer es reconvertir a Bellamy en un dios. En editarlo todo al 99, y que se convierta en mi Messi. Así, podré volver a disfrutar de mi infancia como lo hice un día con él.

viernes, 21 de marzo de 2014

El olvidado Nazario De Lima

Es normal decir que Cristiano Ronaldo es el mejor del mundo actualmente. El portugués es un animal que año tras año supera cifras que parecen imposibles de igualar. Buena parte de los éxitos del Real Madrid en los últimos años han sido gracias a él, y el público madridista se lo agradece enormemente. Es el mejor, el mejor de la historia para algunos jóvenes, para los veteranos y también, para la gente que no suele opinar de fútbol pero que se tira a la piscina para hablar de Messi y Cristiano.


Hay un tema que a mi no me gusta mucho con respecto a Cristiano. Yo siempre le voy a llamar Cristiano, vamos, siempre que utilizo su nombre en alguna conversación futbolera, digo Cristiano y voy a seguir haciéndolo así, ¿El por qué? Porque creo que últimamente, Ronaldo Nazario De Lima, el mejor delantero que he visto yo jugar hasta el momento en mi vida, está entrando en el olvido, en el ostracismo. Las nuevas generaciones sólo saben decirte que Ronaldo jugó en el Madrid pero que no, que nunca llegó al nivel de Cristiano Ronaldo. Cierto que sus cifras goleadoras no fueron para nada, exageradas. Es más, Benzema ya le superó hace varias semanas y jugando menos partidos, pero eso no quita que Ronaldo haya sido uno de los mejores. Él fabricó ante Alemania en 2002 dos goles para enmarcar en una final en la que Alemania tenía el partido controlado, el era el único que decidía los derbis ante el Atlético de Madrid en prácticamente dos minutos, él era Ronaldo el gordo, el gordito que a pesar de sus problemas de organismo sabía dejar clavados por velocidad y por potencia a cinco rivales.

Personalmente, no me agrada que cada vez que se cita el nombre de Ronaldo, se diga Ronaldo 'El gordo' y no Ronaldo a secas. Es un hábito que moralmente hablando puede proseguir con el paso de los años, a tal punto de considerar la gente a Ronaldo como un jugador del montón que no destacó en el Real Madrid por culpa de su obesidad o problemas con diversos entrenadores. Yo ya lo he dicho, creo que es injusto que a Ronaldo se le esté tratando así. No digo que toda la gente lo haga, pero en la mayoría de sitios de España y en otros lugares del mundo, se está cogiendo el hábito de poner a Cristiano por las nubes y a Ronaldo Nazario De Lima, uno de los mejores delanteros de la historia de nuestro fútbol, dejarlo en un segundo plano. Cristiano es una bestia pero Ronaldo también lo fue, y no se merece el trato que está recibiendo actualmente.

viernes, 27 de diciembre de 2013

'The Football Battalion'

Bill Shankly es considerado uno de los mejores futbolistas de la historia de Inglaterra. Marcó una época dorada en el Liverpool, donde consiguió poner al club en lo más alto de la élite mundial. Además de ser un gran futbolista, Shankly era un auténtico genio en las ruedas de prensa. Una vez dijo 'Algunos creen que el fútbol es cuestión de vida o muerte, pero es mucho más que eso'. Quizás Shankly no conocería la magnífica -O trágica- historia de la denominada 'Football Battalion' que hizo héroes a numerosos futbolistas ingleses durante la primera guerra mundial.


Nos encontramos en Inglaterra, principios del siglo XX. La primera guerra Mundial está en plena gestación en Inglaterra, donde prácticamente el 90% de la población masculina se ve obligada a luchar en uno de los acontecimientos más maquiavélicos de la historia de nuestro mundo. Ante las numerosas masacres producidas en el interior del país, la Federación inglesa se vio obligada a suspender la Premier League de 1915 a 1919. Esta polémica -Pero a su vez comprensible debido a lo bruto que estaba siendo la Primera Guerra Mundial- decisión alarmó a los aficionados ingleses, que habían vivido de primera mano la creación de un deporte que poco a poco se colaba en las vidas de nuestros antepasados. El balón de por medio en la guerra no era negociable, por ello, se decidió crear el 'Football Battalion'.

El Football Battalion era el 17º del Régimen de Middlesex. FJ Wall, por aquel entonces el secretario general de la Federación Inglesa, envió una carta a los equipos del sur del Río Trent comunicando que el War Office había tenido la suculenta idea de reclutar futbolistas profesionales. En tiempo récord, casi más de 1000 futbolistas se unieron a la Football Battalion, principalmente para defender los intereses del país.

Uno de los primeros futbolistas que se incorporaron a esta asociación de 'Guerrillas' fue Franklin Buckley, que poco antes había estrenado internacionalidad con Inglaterra en un partido en el que los Irlandeses del norte barrieron a los ingleses por 0-3. Fue el principal artífice de esta asociación que después se convertiría a mitad de siglo en uno de los mejores entrenadores de la historia del fútbol inglés. A él se le unieron A filas se incorporaron Oliver y Bowler (Tottenham), Barnhather, Croydon, Foord y Krug (Chelsea), Pearson, Jonas, Hugall, McFadedn, Dalrymplen y Henry Gibson (Clapton Orient), Ratcliff, Ford, Spittle, Houxton y Albert Butler (Arsenal), Wingrove, Durston y Pannifer (Queen’s Park Rangers), Roberts (Luton Town) o Tull (Northampton). Al mando de ellos  se colocó el coronel Grantham, antiguo defensa del Munster.

En total, unos 400 futbolistas profesionales -Y también amatéurs- conformaron el Batallón, cuya creación fue en principio apoyada por los distintos presidentes de Londres. Claro, que tras esto la asociación pidió unas garantías. Hayes Fishers, uno de los principales líderes del Fulham, se mostró partidario de colaborar con su nación a la vez que exigió que que la Cámara de Comunes pudiera plantear un sistema de garantías y propiedades en caso de discapacidad o muerte de los jugadores en el campo de batalla.

En 1916, la Football Battalion consiguió establecerse en la primera línea del Frente en la descabellada batalla del Somme, en la frontera con Francia -Murieron millones de ingleses y alemanes-. Entre los principales héroes que se dejaron la vida se encontraba el teniente Evelyn Elliot,  que había vestido durante siete ocasiones la zamarra inglesa. El 18 de Septiembre del mismo mes, la Football Batallion sufrió un ataque de gas tóxico que causó la muerte de 14 soldados.

El batallón seguía luchando por sus intereses, a la vez que disfrutaban con el fútbol de por medio. Quizás una de las figuras más destacadas de esta masacre es Walter Tull, jugador del Tottenham y considerado el primer oficial de raza negra de un Ejército Británico en el que los soldados de color eran discriminados y humillados. Gracias a su valentía sobrevivió a la carnicería de Somme, a pesar de estar durante un largo tiempo en estado crítico. En 1918, y en un estado deplorable, Tull fue obligado a realizar un ataque contra los alemanes en Favreuil. Una bala alemana se lo llevó consigo a pocos minutos de comenzar la masacre. Nunca se encontraron los restos de un delantero que marcó una época a principios del siglo pasado en el fútbol inglés.

La batalla de Somme fue el punto y final del Football Battalion. Entre 500 y 700 futbolistas fueron asesinados por tropas alemanas, y los pocos que sobrevivieron, no pudieron volver a disputar un partido de fútbol debido a las graves secuelas que habían sufrido, o a las mortíferas heridas que les había provocado una de las batallas más sangrientas de la historia de Inglaterra. Pero nosotros nos quedamos con ellos, con los principales héroes que cambiaron la historia del fútbol gracias a su coraje, pundonor y valentía.

Figuras destacadas de 'Football Battalion'

1) Frank Buckley

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Nació el 6 de Noviembre de 1882, pero pronto se convirtió en un futbolista muy importante. Debutó con 20 años en el Aston Villa, y después se convirtió en el primer jugador de la historia en jugar en el Manchester United y el Manchester City. Se convirtió en el principal pionero y modernizador del fútbol al comandar la Football Batallion. Como entrenador, llevó a lo más alto de su historia al Wolverhampthon, al disputar la final de la FA Cup en 1939. Es considerado uno de los entrenadores más importantes del fútbol inglés.

2) Edward Campana

Nació en Gibraltar, pero tuvo que emigrar a Inglaterra debido a que su padre era coronel en la Primera Guerra Mundial. Comenzó a jugar en Fansbrough, y después, tras una prueba en el Crystal Palace, fichó por el Southampthon hasta después firmar con el Portsmouth, equipo donde saltó a la fama. Fue el comandante principal en el Football Battalion y después recibió el galardón de ser considerado uno de los mejores guerreros ingleses en la Primera Guerra Mundial. Lamentablemente, falleció en la carnicería de Somme. 

3) Hearts Of Midlothian


El equipo escocés, líder de la liga escocesa en la temporada 1914/1915, envió a todos los componentes de su plantilla a la Guerra como medida de apoyo a la Football Battalion. Desgraciadamente, todos sus futbolistas acabaron muriendo a lo largo del conflicto.

4)  Joe Bache:


Josep Bache nació en 1880, en Stoubridge. Fue considerado el mejor jugador del Aston Villa del siglo pasado, al disputar 15 temporadas en el equipo de Birmingham, y al anotar 167 goles en más de 400 encuentros. Ganó la Premier League en 2010 y después se convirtió en el teniente de la Football Battalion. Sobrevivió a la masacre de Somme y después, dejó el fútbol por motivos personales, no sin antes, entrenar durante una temporada al modesto Grimsby Town. Murió en 1960 a los 80 años.

5) Vivian Woodward:

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Nacido en 1879 es quizás el componente de la Football Battalion que más triunfó en el fútbol. Comenzó su carrera en el modesto Clacton Town, para después fichar por el Tottenham, donde anotó 63 goles en apenas 100 partidos. Se incorporó a las filas del Chelsea, donde tuvo una anécdota que le privó de ganar un título. Tras alistarse en la Primera Guerra Mundial, el ejército le dio permiso para disputar la final de la FA Cup en Old Trafford, ante el Manchester Unied. Woodward se negó, debido a que su mejor amigo -Y también componente de la plantilla del Chelsea-, Bom Thomson había resultado herido. Eso sí, lo que no se había perdido antes fueron los dos Oros que consiguió en los Juegos Olímpicos  de Londres (1908) y Estocolmo (1912). Tuvo que dejar el fútbol en 1916 cuando resultó herido en medio de la Football Battalion. Murió en 1954, cuando tenía 74 años.

NOTA: Este artículo contiene datos de Marca y de Wkipedia Inglesa. El artículo es de elaboración propia.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Eduard Strelstov, o el Pele Ruso

La historia negra de Rusia alcanzó su culmen con la llegada de Stallin al poder. Un líder comunista que mantuvo en vilo al país soviético durante casi dos décadas. Los rusos, aterrados por esta situación, se veían en la obligación de emigrar a países cercanos con el objetivo de abandonar una nación que estuvo incluso cerca de la desaparición. En 1937, en Perovo, en plena transición de Stallin, nacía Eduard Strelstov, que vivió de primera mano el abandono de su padre por la guerra y que tuvo que trabajar y ayudar a su madre en una pequeña fábrica del sector metalúrgico.



Strelstov buscaba la manera de olvidar la delicada situación rusa, y por ello, se apuntó al equipo de fútbol de la fábrica principalmente porque su madre quería ver en él una persona robusta, fornida y que no se achantara ante posibles ataques o bombardeos del ejército. Para bien, se convirtió en la principal estrella -A primera vista se puede considerar una simple casualidad porque era un equipo de gente muy débil, pero no lo era- del club y comenzó a llamar la atención de distintos extraños que aprovechaban su escaso tiempo libre para ir a ver partidos amateurs. Strelstov, hincha fiel del Spartak desde pequeño (Fuentes cercanas llegaron a asegurar que se iba a ver los partidos del Spartak a casa de un vecino, bueno, a escucharlos por la radio) disputó un amistoso ante el Torpedo de Moscú, uno de los máximos rivales del Spartak. La exhibición fue de tal calibre que Vasilly Provonov, técnico del Torpedo, no dudo dos veces en ficharlo para sus filas. Y eso que antes de ser contratado, Strelstov había declarado que era hincha del Spartak, por lo que la contratación tuvo sus complicaciones.

En muy poco tiempo, Strelstov se convirtió en uno de los jugadores más prometedores de un fútbol ruso que vivía de primera mano los amaños y las suciedades del fútbol de la época. Mientras, en el interior del país, se desataba una lucha entre capitalistas y comunistas por la lucha de la hegemonía del territorio.

El caso es que Strelstov debuta con 16 años debuta con el Torpedo. Su primera temporada en el club no fue del todo óptima, y esa decisión comenzó a preocupar a varios aficionados nazis del club, que criticaban a Strelstov de rendir a bajo rendimiento por ser considerado hincha del Spartak, equipo con ideologías distintas a las del Torpedo.

Lo que parecía un jugador más del montón se contrastó con una temporada maravillosa. A sus 17 años, Strelstov anotó 15 goles en Rusia con el Torpedo, lo que le valió para que la selección Soviética lo convocara en 1956 para disputar un amistoso ante Suecia. Anotó dos goles y en el siguiente encuentro, anotó un hat-trick, todo esto con 19 años. Se avecinaba una de las estrellas más importantes de la historia del fútbol ruso. Strelstov no sólo era un fijo en las convocatorias de la Unión Soviética, sino que se convirtió en un absoluto líder que consiguió aliviar a numerosos aficionados del Torpedo, acostumbrados a morir en el campo del batalla por sus ideologías radicales.

Strelstov viajó como estrella del equipo a los Juegos Olímpicos de Melbourne de 1956. Era una cita importante para él, ya que podría ser una oportunidad idónea para saltar a la fama de manera definitiva. Strelstov no defraudó, y formó una pareja demoledora junto a su compañero de equipo, Valentin Ivanov, otra de las estrellas del Torpedo de la época. Lo desafortunado -Y contraproducente- de aquella cita fue, que cuando Rusia llegó a la final del torneo, Ivanov recayó lesionado. Para sorpresa, Strelstov, que era favorito para coronarse como el líder absoluto del fútbol ruso a sus 19 años, no jugó el partido porque el entrenador de la Unión Soviética sólo jugaba en la delantera con dos jugadores del mismo equipo. Para colmo, Strelstov se quedó sin medalla a pesar de que la URSS se adjudicó el oro en una final memorable. En aquella época, sólo había medallas para los jugadores que habían disputado el partido, y como Strelstov no estuvo, no recibió su reconocimiento. Nikita Smonyan, integrante de aquella selección, en un acto de honestidad, le quiso dar su medalla a Strelstov, alegando que la URSS no habría llegado a la final sin él en el campo. Ante el asombro de todos, Strelstov rechazó la medalla, dejando una frase para la historia 'No necesito la medallas, ganaré muchos títulos en el futuro'


La vida proseguía sonriendo en Rusia a Strelstov, que continuaba aglutinando unos números escandalosos en la Liga Soviética. Tal fue su superioridad que comenzó a entrar en las listas finales para ganar el Balón de Oro. Durante dos años consecutivos Strelstov se quedó a las puertas de ser el primer jugador Soviético de la historia que conseguía este galardón, y eso que todavía no superaba los veinte años. No todo eran alegrías para Strelstov, que se tuvo que someter a la presión del Kremlin, en donde no gustaba que el jugador ruso estuviera en un equipo de la débil entidad del Torpedo, y sí en un equipo como el CSKA o el Spartak, equipo que como ya hemos comentado en estas líneas, era hincha Strelstov. Le propusieron diversos equipos más cercanos al régimen. Se decía que en Rusia, los equipos más cercanos al régimen eran los que mejores jugadores poseían en sus clubes. Y así era, Dynamo, CSKA o Spartak son los ejemplos más conocidos. Los intentos del Kremlin fracasaron por completo, y fue entonces cuando una leyenda del fútbol Soviético como Lev Yashin lo intentó convencer para que dejara el Torpedo, pero Strelstov seguía fiel a su postura inicial: Acabaría su carrera como la empezó, jugando en el equipo que le dio la oportunidad de saltar a la fama, obviamente el Torpedo.

Yashin Streltsov
Strelstov y Yahin, en 1956.


Strelstov no sabía que esta decisión iba a ser la primera de los muchos problemas que se le iban a avecinar. s sabido que el gobierno soviético, sobre todo en esos años de posguerra, era presa de un absurdo pánico conspiranoico que veía problemas y amenazas en cualquier lado. Así, al Partido no le gustaba nada el peinado innovador de Streltsov, ni que fuera tan bello ni tan 'ligón'. Había desafiado al Gobierno al rechazar a los mejores equipos del país, y encima, se llegaba a rumorear que cuando la URSS jugaba fuera de casa o el Torpedo de Moscú salía del país, se quejaba de que había que volver a un país que no respetaba sus ideales.

Como hemos dicho, Strelstov era un jugador que causaba furor en la grada femenina Soviética, acostumbrada a heredar mujeres con gen seductor y ambición de chicos fuertes y guapos, como lo era Strelstov. Strelstov tuvo un lío con una muchacha de 16 años, Stevlana Fursteva. El problema aumentó en decibelios cuando Strelstov se enteró que la madre de la chica,  Ekaterina, era una de las mujeres con más poderes de toda la URSS.

No en vano, fue la primera mujer que accedió al Politburó (el Comité Ejecutivo del Partido Comunista de la Unión Soviética) y era muy cercana al presidente Nikita Khrushev. En una fiesta oficial en la que se celebraba el oro de Melbourne, Ekaterina Furtseva abordó a Streltsov y le conminó a que se casara con su hija. El delantero, jugándose el tipo, le dijo que eso no sería posible, porque ya estaba prometido a otra mujer. Pero lo que realmente le dolió a Furtseva fue el escuchar, más tarde y en la misma fiesta, a Streltsov mofarse de su hija: “Nunca me casaré con ese mono” o “Prefiero que me ahorquen antes de casarme con esa chica” fueron las dos frases que se dice que Furtseva oyó. Y eso no iba a quedar así.

Las consecuencias no tardaron en producirse. Tras un partido de preparación para el Mundial de Suecia en 1958, Strelstov y varios compañeros suyos fueron invitados a una fiesta en una dacha (Una especie de casa de Campo en Rusia)  en la que había una rotunda abundancia de alcohol. Aparece entonces Marina Lebedeva, una mujer rusa que era amiga de Ekaterina y que asistía a la fiesta para intentar desestabilizar por completo a Strelstov, que ya estaba casado y que se encontraba en el momento dulce de su carrera como futbolista. A la mañana siguiente de la fiesta, Strelstov y varios amigos suyos fueron detenidos por presunta violación a dicha mujer, que presentó la denuncia en la misma noche de la fiesta.

Hay fuentes cercanas que llegan a asegurar que a Strelstov se le prometió con poder disputar el Mundial de 1958 si se declaraba culpable. Obviamente, él no iba a confesar por un delito que no había cometido, llegando a escribir una carta a su madre declarándose inocente. La federación Soviética intentó tomar cartas en el asunto, pero tras sus reclamaciones, la guardia nacional les explicó que las decisiones venían de arriba, y que no se podía hacer nada. Ante esta delicada situación, Strelstov accedió a las manipulaciones del Gobierno y se declaró culpable. Para colmo, la promesa del Mundial de 1958 se quedó en nada y Strelstov perdió a su mujer, que estaba embarazada y fue condenado a doce años en el Gulag, un campo de trabajos forzados en Siberia.

En una publicación de la prensa, analizando el fútbol actual durante el Mundial de Suecia, había unas líneas que decían lo siguiente 'Actualmente hay dos equipos muy mermados en el fútbol. Inglaterra, por el Manchester United,  en la catástrofe de Múnich y la Unión Soviética, que no puede contar con Strelstov'

A pesar de la sentencia, Strelstov solo cumplió cinco años de destierro en Siberia, y a los siete años de la condena ya pudo volver a jugar. Strelstov había perdido físico y velocidad, pero su calidad continuaba intacta. Tal fue así que el Torpedo volvió con él a lo más alto en el Fútbol Soviético, consiguiendo un histórico doblete al ganar la Liga y Copa. Strelstov volvía a lo más alto en el fútbol, al ser nombrado durante dos años consecutivos mejor futbolista Soviético del año y volver a estar nominado a optar al Balón de Oro. Sorprendentemente, en 1970, Strelstov anuncia su retirada del fútbol.

Tras colgar las botas, Strelstov continuó vinculado al Torpedo, realizando las labores de entrenador y coordinando algunos aspectos en la secretaría técnica del club. Lamentablemente, diez años después de colgar las botas, Strelstov sufre un cáncer de garganta que le lleva por delante. No antes de morir, confesó a su mujer que el nunca había violado a nadie y que el Gobierno le había amenazado con matar a toda su familia si no confesaba. Una historia que prometía tener un final feliz y que terminó en un puro drama para la familia de Strelstov.

Siete años después de su muerte, una mujer dejó flores en la tumba del ex futbolista Soviético. ¿Sabéis de quién se trataba?  Era Marina Lebedeva, la misma que cuarenta años antes la había acusado de violación. Fue como un desafío al antiguo régimen Soviético, destapando al completo las manipulaciones del Gobierno para velar por sus intereses.

En 1992, se produjo un acontecimiento muy importante en la historia del fútbol ruso. El Torpedo Moscow se enfrentaría al Manchester United en la Copa de la UEFA. Un partido que unió en parte a aficionados ingleses y rusos, debido a que ambos se habían visto perjudicados antes del Mundial de Suecia en 1958. Unos por la muerte de los integrantes de la plantilla del Manchester United en el fatídico vuelo hacia Múnich, y Soviéticos -Ya se había demolido el sistema comunista y ejercían con el nombre oficial de Rusos- por la manipulación que llevó al Gulag durante cinco años a Strelstov. El Torpedo, plagado de jóvenes eliminó al Manchester United de Ferguson en el que destacaba la figura de un joven llamado Giggs. Tras esta heroica victoria, el Torpedo caería eliminado del torneo a manos del Real Madrid, por un contundente 5-2 en el Bernabéu.

Pasaron los años y los reconocimientos a Strelstov no cesaban. El Torpedo hizo factible cambiar el nombre de su estadio, que comenzó a llamarse 'Stadium Eduard Strelstov de Moscow'. Finalmente, y tras ser destapados varios archivo de manipulación hacia el jugador, la Federación le otorgó de manera póstuma la medalla que le acreditaba como campeón de los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956, quizás su mejor torneo a nivel mundial. La historia de un jugador que no pudo triunfar debido a la política.

NOTA: En este texto he sacado información de diversos lugares, como del 'Blog 20 minutos' y de 'Fútbol contra el Enemigo' de Simon Kuper.

sábado, 30 de noviembre de 2013

El fútbol se nos va de las manos.

Yo, soy futbolista y como todo futbolista me encandila el fútbol. En cada inicio de semana, sólo pensamos en el, en una esfera que engloba a millones de personas en el mundo y que por insignificante que sea, para mi es el mejor invento del fútbol.

Como ya comenté en mi despedida del Celtic Castilla, ahora estoy en un club nuevo, con nuevas ilusiones, y con el triple de ganas de jugar al fútbol. Hoy, 30 de Noviembre de 2013, me ha ocurrido una cosa que difícilmente se haya producido en el fútbol, y a causa del árbitro.

Nos disponíamos a ir a San Agustín, un colegio que tiene un campo de tierra, en el que las condiciones no son favorables para nuestro equipo. Era un partido complicado para nosotros, ya que en este campo los equipos grandes habían sufrido mucho para incluso puntuar. Nosotros, con 18 puntos, a 6 del ascenso (Hoy se enfrentaban los dos líderes de la categoría) teníamos la obligación de ganar en un estadio muy adverso.

Nuestra primera parte no fue muy buena, ya que el San Agustín era el beneficiado de la tierra, al ser un campo en el que ellos llevan jugando toda la vida. A balón parado, consiguieron marcar el 1-0 y tuvieron el 2-0 de penalti, que por cierto, no lo fue por mano de uno de nuestros jugadores. La polémica comenzó a palparse en el partido.

En el minuto 30', el árbitro no señaló penalti a favor nuestro por un derribo a nuestro extremo que era muy claro. Más adelante, tampoco pitó unas faltas muy claras sobre nuestros jugadores, lo que desató el furor en la grada. Comenzaron las quejas por parte de nuestro público, que en parte no dan ejemplo, pero que son normales ya que ellos eran conscientes de que el árbitro nos estaba perjudicando. Los árbitros son humanos, pero deben aceptar las críticas, la igual que lo hacemos los jugadores.

Aquí es cuando comienza lo sorprendente. Cuando ya habíamos salido del vestuario de la charla previa del entrenador al segundo tiempo, nos comunican que el árbitro ha llamado a la policía para sentirse más seguro y que no, que no va a celebrarse la segunda parte porque ya lo ha suspendido. Ante el asombro de todos, el árbitro explicaba a nuestro entrenador que suspendía el partido por 'Insultos de la grada'. Pero yo me pregunto ¿Cuántas veces no se oyen insultos hacia los árbitros en un partido de fútbol? Y es que lo de hoy no es que digamos que fue atronador, fueron insultos normales, pero soslayables, lógicamente.

El fútbol cada día se nos está yendo de las manos, por cosas como esta. ¿Lo próximo que será? Nosotros sólo queríamos ir a jugar un partido de fútbol, disfrutar, y ganar, ganar, sin ayudas de nadie. El partido se suspende, y esperemos que se pueda disputar la segunda parte, que ha perjudicado a 22 chavales. El fútbol ya no es lo que era antes.