miércoles, 9 de julio de 2014

Yo vi a Sami Khedira el 8 de Julio de 2014

Ayer me levanté de mi cama pensando que el fútbol era el deporte más imprevisible del mundo. Aún lo sigo pensando y más aún tras la exhibición de Alemania ante Brasil en las semifinales del Mundial. Recuerdo hace una semana cuando en los bares de Madrid la gente pedía a gritos la salida de Khedira para la llegada de Kross. 'El Khedira ese es un tuercebotas, no vale para nada. Es un capricho de Florentino Pérez' comentaban los más veteranos del lugar con un pincho de tortilla en la boca. La tortilla te hace decir esas burradas, y también los botellines, por supuesto.

Soy un absoluto fan de esos jugadores que no tienen técnica pero que por potencia, por ayudas a sus compañeros y por importancia en defensa destacan por encima de cualquiera. Me recuerdan a mi. Yo soy un medio que técnicamente no soy un genio pero que táctica y físicamente me considero un toro. A Sami Khedira le tengo en un altar. No sólo por la pedazo de novia que tiene, sino porque es un jugador fundamental para la selección alemana. Cuando Löw ha intentado imitar al Bayern con Lahm de medio, el damnificado siempre era Sami. Sami fuera, juega Lahm. Alemania sufría ante Argelia, sufrió ante Ghana sin Sami y por fin, el técnico alemán, criticado por su falta de recursos en las fases finales de los torneos grandes, realizó el cambio que sería clave para ganar ayer a Brasil. Sami al medio y Lahm a su puesto natural, a la banda.


Khedira es un jugador que nunca se llevará un reconocimiento. Es el clásico futbolista que se encarga más del trabajo sucio que del bonito, al que todo el mundo le gusta ver con su pincho de tortilla en pleno bar de Madrid. Sami ayer realizó, sin exagerar, los mejores 30 minutos que he visto yo a un futbolista en unas semifinales de un Mundial. Podrá haber gustos, podrá haber gente que dirá que Kroos fue un escándalo, que Klose fue también un juvenil contra una defensa de alevines, pero lo de Khedira ayer roza la perfección. Es que lo hace todo bien. Ya no sólo la presión excelsa para que Luiz Gustavo no reciba cómodo y Brasil encuentre facilidades por dentro. Khedira, presionando en pleno área contraria, ¡en pleno área! fue una pesadilla para Brasil. Löw lo puso siempre cerca de Kroos, a su altura, para romper a la espalda de Fernandinho. Como es un futbolista más listo que los demás, Sami no sólo se cargó a Fernandinho, sino que también le dio tiempo a chocar con Luiz Gustavo y casi tirarlo con su tren superior, capaz de aguantar físicamente todo lo que se le ponga por delante.

Alemania marcó 5 goles en 18 minutos. Si ya el partido de Khedira estaba siendo soberbio, la jugada del 26' está en la historia de los Mundiales. Saca Brasil con 0-3 perdiendo y adivinen lo primero que hace Khedira tras haber corrido hace un minuto y estar afixiado en pleno Brasil a las cinco y media de la tarde. Correr. Los cinco minutos posteriores al gol de un contrario son fundamentales en el fútbol, y Khedira, aún sabiendo que está agotado, se pega el sprint de su vida para ir a por Fernandinho, que pierde el balón, la pelota llega a Khedira, sólo ante Julio César y lo que se le ocurre al jugador del Real Madrid es tocarla con la izquierda para Kroos, con una valentía y unos huevos al alcance del propio Rambo. Kroos marca, pero ese pase de Khedira dignifica y evidencia aún más la solidaridad de Sami.

Cuando terminó el partido, no podía creerme ese resultado. Alemania había realizado el mejor partido de la historia en un Mundial y en Brasil, ante Brasil, en su Mundial. Siete goles, ni cuatro, ni cinco, ni seis, siete. Había visto goleadas y exhibiciones así en fútbol base, pero siempre con equipos que sacan un año más a sus rivales. Será imposible de volver a visionar un apabullamiento como tal, pero yo, cuando les cuente a mis nietos lo que vi hoy, siempre mencionaré la exhibición de Khedira. Probablemente el jugador que mejor leyó el partido de todos y que se cargó el doble pivote de Scolari al espacio.

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